miércoles, 31 de agosto de 2011

Instantáneo - Capítulo 1



Levantó la cabeza desde el suelo, sintiendo unos rasguños en el cuello,  para intentar localizar  donde estaba. El negro humo concentrado le enturbiaba la visión pero fue capaz de entender que su situación era bastante crítica.

Alzó los brazos, y miró fijamente la palma de su mano derecha,  como comprobando que era él y seguía vivo,  y no pudo evitar dibujar una sonrisa de satisfacción.  Todo había sucedido muy rápido, y no era consciente del peligro que estaba corriendo en ese preciso instante. 

Apartándose el polvo de la cara,  logró por fin comprobar que se trataba de un accidente, y grave, ya que a lo lejos empezaban a sonar las sirenas de por lo menos, cinco camiones de bomberos. 

No era momento de especular, trató de levantarse y comprobó que todo su cuerpo había quedado  muy magullado,  pero estaba suficientemente entero para ponerse de pie.

Y fue, en ese preciso instante, cuando comprobó la magnitud del asunto. El horizonte que cruzaba ese preciso punto mostraba una capa completamente oscura que provenía de un tren bruscamente volcado, que ocupaba transversalmente un andén de cuatro vías. Mirando a su alrededor, su corazón empezó a latir con más fuerza, y no paraba.

Al menos una veintena de cuerpos mutilados se hallaban en un radio de cinco metros,  incluso,  cuando profundizó la mirada, pudo distinguir extremidades humanas,  carentes de nexo con el resto de su anterior cuerpo.

Una sensación de shock le empezó a corroer por las venas,  y no pudo evitar soltar un llanto,  debido a la impotencia del momento.  Todo resultaba extremadamente espectacular, y necesitó de largos segundos para recomponerse.

La voz de un policía, comentando el suceso con un compañero,  le hizo darse cuenta que tenía que actuar. Él no podía estar ahí,  evitar el encuentro con los dos agentes había ascendido hasta el primer puesto en su lista de prioridades,  y le hizo cambiar el gesto de su rostro así como la sensación de pena.

Volvió a estirarse en el suelo,  y trató de avanzar por la tierra mojada hacía un lugar donde no le descubrieran.  Habiéndose alejado unos quince metros de la escena inicial,  detectó que uno de los policías había fijado su mirada en un punto cercano a donde se encontraba,  y era previsible que si seguía arrastrándose por el barro sería descubierto como superviviente.

Justo en ese preciso instante el policía arrancó a correr hacía donde se encontraba,  y sorteó el momento agachando la cabeza y haciéndose pasar por una víctima más del accidente. 

Se estaba acercando velozmente hacía su descubrimiento,  y se mantuvo completamente quieto tratando de mantener las pocas esperanzas de no ser tratado como vivo. 

El hombre, se situó a metro y medio, a su espalda, y justo en el momento en que esperaba el tacto de una mano meciendo su espalda, pudo escuchar un llanto de dolor.

Sonaba como un adolescente, que al parecer, se mantenía con vida pese al dolor aparente en su respiración. El policía le espetó un fuerte grito a su compañero, que acudió rápidamente a la salvación del joven.

Pudo escuchar como entre los dos trataban de comprobar que , efectivamente,  el chaval sufría alguna que otra rotura en sus extremidades.  El segundo agente alzó el walky talky  y trató de comunicarse con el servicio de emergencias, para que acudieran rápidamente al rescate.

En breves segundos, se pudieron escuchar los pasos de tres o cuatro personas con la intención de recoger al malherido.

Pudo escuchar como lo colocaban en una camilla, y se lo llevaban a grito de “¡hay uno vivo!” por todo el recorrido hasta llegar a perderse de vista.  Sin embargo, todavía se oía a uno de los policías deambular por la zona, observando el panorama,  tratando de encontrar un nuevo motivo para solicitar ayuda.

Habiendo pasado un par de minutos, y previo cercioro de que ya no quedaba nadie vivo en el lugar,  nuestro hombre volvió a alzar la tez,  rotó su cuello 180 grados y siguió avanzando a ritmo felino hasta alejarse de la zona.

Ya habiéndose situado a lo lejos,  se puso de pie para asombrarse con uno de los paisajes que ya nunca más se podría borrar de la cabeza. Sintió, como a cámara lenta y con una banda sonora propia de películas de refugiados de guerra,  ese momento era de inflexión, un punto y aparte en su vida, o , quizás, sin él saberlo, el inicio de un camino tortuoso hacía la realidad.fffknersea provinr lo menos, cinmpañero,  le hizo darse cuenta que tene largos segundos para recomponersea provinr lo menos, cin

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